¡Buenos días!
Hoy toca un post de viajes. Como habrás leído en mi biografía, sabrás que me encanta viajar y visitar nuevos lugares aunque, todo hay que decirlo, me da bastante miedo subirme a un avión, sobretodo si se trata de viajes largos.
Hoy te quiero hablar de la escapada a Logroño que hice en primavera de este año.
A principios de mayo, el día 3 concretamente, el Señor Zeta y yo celebramos nuestro 4º aniversario juntos. Lo hicimos con una cenita en casa a la luz de las velas y de la lámpara de papel de IKEA. Llega un momento en toda pareja que ya no sabes qué cosa regalarle que no sea un trasto, comúnmente llamado «pongo». Así que para este año decidimos auto-regalarnos una escapada. A los dos nos encanta el buen comer, así que decidimos pasar un par de días en Logroño, básicamente para lo que viene siendo ponernos finos a pinchos y a vino.
Así que, nada, nos pusimos a buscar alojamiento. A mi me gusta hacer como el zumbao del anuncio de Trivago: buscar en miles de webs para encontrar el mejor hotel posible, teniendo en cuenta precios y opiniones de la gente. Me lo apunto todo en una libretita, y luego voy descartando hasta quedarme con el que mejor me parece. Me puedo tirar horas investigando, y sí, me gusta.
Total, que nos decidimos por el Hotel Portales. Está situado en el centro, y la habitación nos salía bastante bien de precio, además de ser bonita y espaciosa.
Empiezo con el Diario de Viaje o la Ruta del Pincho, mejor dicho:
MARTES – 12 DE MAYO
Salimos de casa bastante temprano y llegamos a Logroño a las 12 del mediodía. Hicimos el check-in en el hotel, dejamos el coche en el parking y como ya tenían una habitación preparada, subimos a dejar las cosas.
Teníamos claro que habíamos ido a Logroño a hacer una ruta de tapas, y que una vez empezásemos a comer, no pararíamos hasta cerrar el último bar. Además íbamos bien equipados con mapas, una guía de pinchos y tapas estrella, un folleto con una ruta de maridaje de pinchos y vinos y, por supuesto, la cámara de fotos para documentarlo todo.
Esta fue la ruta del primer día. Te dejo apuntado el bar al que fuimos, lo que nos pedimos y lo que nos costó, por si te sirve:
Bar Jubera
Bravas + 2 vinos = 4,70€
Los Rotos
Roto de gulas + roto de chistorra + clara + vino = 7,40€
Bar La Universidad
Pulpo a la gallega + vino + clara = 17,20€



Después del pulpo, los bares empezaban a cerrar, así que decidimos ir a dar una vuelta por el centro y luego al hotel a descansar. A las 17,30h volvíamos a estar en la calle en busca de un bar abierto para continuar con nuestra ruta del pincho, pero continuaban cerrados. Queríamos ponernos como cerdos, pero nos lo estaban poniendo difícil.
De camino por la calle Portales pasamos por un Smöoy, y como yo soy muy de este tipo de guarreces, no pude evitar entrar y pedirme un yogur helado con cookies y mini nubes. Me lo comí sentada en un banco, a 35º a la sombra que estábamos, y me sentó de maravilla.
Dimos otro paseo (bastante largo), hasta que volvieron a abrir los bares sobre las 19,30h, y pudimos continuar con nuestra ruta hasta las 12 de la noche:
El Muro
Cojonudo (picadillo de chorizo con huevo de codorniz) + 2 vinos = 5,50€
Blanco y Negro
Matrimonio (bocatita de anchoas y boquerón con pimiento verde) + vino = 4,50 €
Bar Lorenzo
2 Tío Agus (bocatita de carne adobada y salsa de la abuela Damiana) + clara + vino = 4,40 €
La Gota de Vino
2 Zorropitos (bocatita con base de allioli, jamón york, queso y lomo o bacon) + vino + clara = 4,50 €
Bar Charli
Morritos + 2 vinos + clara = 5,40 €
Taberna del Volapié
Bravas con salmorejo + clara + vino = 5€

MIÉRCOLES – 13 DE MAYO
Nos levantamos prontito. En recepción nos dijeron que tenían una oferta para el desayuno buffet de 7€ por persona, pero pensamos que ir a Logroño, la ciudad de pinchos por excelencia, y desayunar un triste croissant era una aberración. Así que salimos del hotel en busca de algo rico. Andamos un buen rato y lo único que encontramos abierto en Laurel fue la Taberna del Tío Blas. Para empezar nos tomamos un café con leche, esperamos un tiempo prudencial para no parecer los típicos guiris borrachuzos devoradores de pinchos, y entonces nos pedimos una copa de vino, una clara, una croqueta de jamón y un revuelto riojano. Todo esto a las 9,30h de la mañana. Sí. Porque nosotros lo valemos.

Después de haber cogido fuerzas ya para toda la mañana, fuimos a comprarme unas bambas, ya que lo único que me había traído eran las sandalias menorquinas, y de tanto andar se me estaban haciendo unas llagas enormes en los pies.
A las 12h volvimos a la zona de la Laurel a empezar la segunda ruta de pinchos:
Taberna del Tío Blas
Piruleta de solomillo + pimiento Apasionado relleno de carne + vino + clara = 8,35€
Bar El Cid
Pincho de Setas + vino = 1,90 €
Bodeguilla Los Rotos
Roto de gulas + roto de roquefort + vino + clara = 6,80 €
Bar El Muro
Ferrero Rocher de morcilla y queso + pincho de setas y jamón + vino + clara = 6,50 €
Bar Ribera
Morritos + vino = 3 €


Como el día anterior, después de comer fuimos al hotel a descansar, y a partir de las 19,30h volvimos a la carga, hasta las 11 de la noche.
La Gota de Vino
Piolín + Riojanito + 2 vasos de sidra = 4,50 €
Taberna de Correos
Carrillera de cerdo ibérico + vino = 3,20 €
Bar La Anjana
Pincho de foie + pincho de queso de cabra, cebolla, uvas pasas y módena + vino + clara = 6,70 €
El Mesón del Abuelo
Pincho de sepia a la plancha + croqueta de pollo + vino blanco = 3,80 €
Cantina San Agustín
Pincho Martina: seta y careta de cerdo a la plancha con salsa de mojo + pincho de atún y tomate + vino + agua
Bar Ángel
2 pinchos de champis + vino + clara = 5,10 €
D.O. Laurel
Salmorejo + trufas de chocolate + cava + vino = 8,80 €
Bar Bonsai
Bravas + morritos + 2 claras = 4,70 €



Al ser miércoles, volvimos a tiempo al hotel para ver Pesadilla en la Cocina, hasta quedarnos dormidos.
JUEVES – 14 DE MAYO
Jueves era nuestro último día en Logroño, y quisimos despedirnos con un buen desayuno y a poder ser una última tapita en algún bar que encontrásemos abierto.
Esta vez decidimos ir a desayunar al Drunken Duck. Nos pedimos dos cafés con leche y dos bocatitas de tortilla con gulas. ¡Buenísimo!
Después fuimos a la bodega El Peso, a comprar un par de cajas de vino riojano para llevárnoslas a casa. El hombre de la bodega fue muy amable y nos dejó un carrito para poder cargar con las cajas hasta el hotel. Una vez las descargamos en el maletero del coche, le devolvimos el carrito y fuimos a tomar unas últimas patatas bravas en no recuerdo dónde. Después de eso hicimos el check-out en el hotel y nos marchamos de Logroño, teniendo por seguro que un día u otro volveríamos.
En conclusión, decir que Logroño nos gustó mucho muchísimo. La zona de la Laurel muy bonita y peculiar, con sus callecitas estrechas llenas de bares y de tiendecitas. Hay muy buen ambiente, sobretodo de noche. Y lo mejor, por supuesto, la comida. Ya puede ser el pincho más simple del mundo, que en cualquier bar lo hacen espectacularmente bien, además de maridarlo con un buen vino riojano que le sienta de maravilla. Sin duda, un lugar para repetir.
¡Espero que te haya gustado mi Ruta del Pincho! Por supuesto eres bienvenido a contarme tus experiencias pinchiles y a recomendarme sitios nuevos para la próxima vez.
¡Nos vemos en otra entrada, colega!